Una noche obscura entre sueños rotos, vi
pasar el tiempo tan lentamente y en un espejo viejo vi mi rostro tan sutil y triste, en el que solo veía caer a puños cristales del alma, que recorrían a diario ese humilde rostro, los días pasaban como un vaivén, esperé cansada y dolida sin ganas de amar, de levantarme, pensando que el amor, sólo era basura, decidí quedarme sola entre sueños rotos . . .
Tan dañada y sola me había quedado, pues de mi corazón vacío sólo quedaban trozos mutilados, no imaginé nunca sanarlos, esperé cansada y sola, el día en que las nubes fueran de algodón y no de telarañas viejas, en el que mis sueños fueran completos y no rotos, en el que mi rostro no fuera sutil sino espléndido y poder tirar ese espejo en el que mi reflejo era la obscuridad. . .
Jamás pensé salir de este vacío, que con tantas ansias pedía a diario con gritos de angustia poder salir, y retozaba y lloraba, suplicándole a Dios que me enviara a aquel hombre que me amara, y hoy se ha reconstruido mi alma, y los cristales de mi rostro se han ido para siempre, y mi corazón ha sanado y revivido, hoy puedo tirar ese maldito espejo, mis días son translúcidos como mi alma . . .
Y le doy gracias a Dios por permitirme soñar que te ha enviado a mi vida, de la nada apareciste en mis sueños, tú, tan lleno de aura y de luz, llegaste para iluminar mi alma, para llenar de amor este vacío corazón, para devolverle
a mi rostro la sonrisa perdida, y a mis días la guía para estar a tu lado; porque en mis sueños contigo navego entre nubes blancas de algodón, te tomo de la mano y juntos recorremos los cielos y caminamos, las horas que se pasan como el viento, vuelan y sin temor a caer. . .
Corremos y hacemos figuras sobre el mar, jugamos y reímos sin parar, de pronto siento la brisa sobre mi rostro, las miradas penetrantes uno al otro, la batalla la gana el silencio y derrepente resuena y sale de sus fuertes labios un "te amo", esa palabra que hace un tiempo no he escuchado y me pierdo entre sus labios . . .
Dándome cuenta que los sueños pueden ser realidades contigo, despierto, te veo y lloro, pero no de tristeza sino de alegría, al saber que en mis sueños seguirás a mi lado por siempre y . . . te amo. . .
Este pensamiento se lo dedico al hombre de mi vida, aunque . . . NO LO CONOZCO AÚN.
Anónimo
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