lunes, 23 de junio de 2014

EL ARCOIRIS


EL ARCO IRIS

Un día los colores riñeron, todos decían ser el mejor.

El verde dijo: "Soy símbolo de la vida y esperanza. Cubro el campo y las hojas".

El azul interrumpió: "Tu sólo piensas en la tierra, pero también debes pensar en el cielo y el mar. El agua es el fundamento de la vida. El cielo da espacio, paz y serenidad".

El amarillo dijo: "Ustedes son tan serios; yo traigo risa y alegría. El sol es amarillo; al mirar un girasol todos sonríen, sin mi no habría diversión".

El anaranjado replicó: "Yo soy el color de la salud y la fortaleza. Llevo las vitaminas más importantes, piensen en la zanahoria y naranja. Cuando lleno el cielo y el amanecer o a la caída del sol, mi belleza es la más impresionante".

El rojo gritó: "Soy el que gobierna, soy la sangre de la vida. Estoy dispuesto a luchar por la causa. Traigo el fuego de la sangre, soy la pasión y el amor.

El violeta dijo: "Soy de la realeza, el poder. Los reyes, comandantes y obispos siempre me han escogido porque soy el símbolo de autoridad y sabiduría, la gente me escucha y obedece".

Finalmente el añil habló: "Soy el color del silencio, difícilmente me notaré, pero sin mi todo sería más superficial. Represento el pensamiento y la reflexión".

Los colores siguieron alardeando, cuando hubo un destello sorprendente. La lluvia comenzó a caer implacable, los colores se agacharon y con temor se acercaba el uno con el otro para abrigarse.

La lluvia dijo: "Ustedes colores necios luchan entre si cada uno tratando de dominar al resto. ¡No saben que cada uno fue hecho con un propósito especial único y diferente! Tómense de las manos y vengan a mi".

La lluvia continuó: "De ahora en adelante cuando llueva se unirán y cruzarán el cielo formando un gran arco de color como recuerdo de que todos pueden vivir en paz".

El arco iris es símbolo de esperanza para el mañana, y nos hace recordar que Dios pide amarnos unos a otros.

El camino que conduce a la felicidad es tan estrecho que dos no pueden caminar en él, a menos que sea uno . . .



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